Situación preocupante para la empresa
Spotify atraviesa un momento delicado tras revelarse un presunto acceso masivo no autorizado a su catálogo musical. El colectivo Anna’s Archive asegura haber realizado un respaldo a gran escala de la biblioteca del servicio, con un botín que alcanzaría los 300 terabytes e incluiría metadatos de 256 millones de pistas y archivos de audio correspondientes a unos 86 millones de canciones. Aunque la plataforma no ha validado esas cifras, sí reconoció que investiga un incidente relacionado con la extracción masiva de datos públicos.
De acuerdo con la información que ha circulado, el proceso habría comenzado con la recopilación de metadatos como créditos, identificadores, versiones y relaciones entre artistas antes de avanzar hacia la obtención de archivos de audio. Spotify ha señalado que detectó una combinación de “scraping” de información accesible públicamente y tácticas ilícitas para acceder a parte del contenido sonoro, sin confirmar el alcance real ni si se comprometieron sistemas internos protegidos por completo.
Quieren preservar el material
Más allá del aspecto técnico, el episodio ha reavivado el debate sobre la estructura del catálogo musical digital. El análisis difundido por Anna’s Archive dibuja un escenario dominado por una enorme “larga cola”, donde millones de canciones apenas registran reproducciones frente a una minoría que concentra la atención. Esta distribución desigual vuelve a poner sobre la mesa la discusión sobre los modelos de reparto de ingresos en el streaming y las reglas que dejan fuera a una gran cantidad de obras del sistema de regalías.
El colectivo ha intentado justificar su acción bajo el concepto de “preservación”, argumentando que una eventual desaparición o cambio de licencias podría borrar música que solo existe dentro de plataformas cerradas. Sin embargo, el caso expone una tensión de fondo entre conservación cultural y derechos de autor, además de cuestionar la promesa implícita del streaming: catálogos vastos pero controlados por sistemas de acceso y DRM. Si se confirma que esos controles fueron sorteados a gran escala, el impacto podría extenderse más allá de Spotify y sentar un precedente para toda la industria digital.
Vía: VD
