Hemos visto un montón de casos similares. Alguien decide que un juego debe tener multijugador y el esquema de desarrollo es alterado y apresurado para alcanzar a embutir apresuradamente la modalidad en el título terminado. Al parecer, esto no le gustó al diseñador Cory Davis, pues, según él, para el equipo de desarrollo fue un pendiente que las predicciones financieras señalaron como importante y que, al final, sólo amenazó con arruinar el juego.
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Admiro mucho a Gearbox. No sólo tuvieron las agallas de rescatar de la no publicación un título como Duke Nukem Forever, sino que son unos estupendos desarrolladores. Pero no me crean: corran a comprar la edición del año de Borderlands y juéguenla hasta hartarse. De todas formas no hay mejor calentamiento para Borderlands 2. Solemos quejarnos de la falta de originalidad en la industria, pero —al mismo tiempo— negamos la oportunidad que merecen otros títulos de entretenernos. Hoy los invito a despojarse de sus pesados prejuicios y darle una oportunidad a Borderlands 2. Sigan leyendo.
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